Tratamiento de crioablación para el cáncer de próstata.
La crioablación es un tratamiento mínimamente invasivo que usa un frío intenso para congelar y destruir un tejido enfermo, incluyendo las células cancerosas.
Crioablación para el cáncer de próstata.
La crioablación es el uso de temperaturas muy frías para congelar y destruir las células del cáncer de próstata, así como la mayor parte de la próstata. Aunque a veces se le llama criocirugía, en realidad no es un tipo de cirugía.
¿Cuándo se usa la crioablación para el tratamiento del cáncer de próstata?
A veces, se usa crioablación si el cáncer ha regresado después de la radioterapia. Puede ser una opción para tratar a hombres con cáncer de próstata en estadio temprano de bajo riesgo que no pueden someterse a cirugía o radioterapia.
Ventajas del tratamiento de crioablación para el cáncer de próstata.
-Debido al efecto analgésico natural del frío, la crioablación suele ser indolora. Por lo tanto, se puede aplicar con anestesia local o bloqueo de nervios periféricos, sin anestesia general.
-Dado que se realiza de forma percutánea a través de un pequeño orificio de aguja, no hay incisión, sutura ni cicatriz.
-El paciente puede ser dado de alta el mismo día de tratamiento y volver a la vida normal casi inmediatamente después del tratamiento.
-Esta reportado que el éxito de la crioablación para los pacientes de riesgo bajo, medio y alto es del 96,4%, 91,2% y 62,2%, respectivamente. La supervivencia cáncer-específica es del 98,1% y la supervivencia global alcanza el 94,4%.
¿Cómo se realiza la crioablación para el tratamiento del cáncer de próstata?
Este tipo de procedimiento requiere anestesia espinal o epidural (se adormece la mitad inferior de su cuerpo) o anestesia general (usted está dormido).
El médico utiliza un ultrasonido transrectal (TRUS) para guiar varias sondas huecas (agujas) a través de la piel entre el ano y el escroto y hacia la próstata. Luego, se pasan gases muy fríos a través de las agujas para congelar y destruir el tumor en la próstata.
Para asegurarse de que el tumor en la próstata se destruya sin dañar demasiado los tejidos cercanos, el médico observa atentamente el ultrasonido durante el procedimiento. Se pasa solución salina tibia a través de un catéter en la uretra durante el procedimiento para evitar que se congele. El catéter se deja colocado durante varias semanas después para permitir que la vejiga se vacíe mientras se recupera.
Después del procedimiento, es posible que deba permanecer en el hospital durante la noche, pero muchos pacientes se van a casa el mismo día.
Tratamiento de la Crioablación
El tratamiento de crioablación es menos invasivo que la cirugía, por lo que generalmente hay menos pérdida de sangre, una estadía hospitalaria más corta, un período de recuperación más corto y menos dolor. Pero en comparación con la cirugía o la radioterapia, los médicos saben mucho menos sobre la eficacia a largo plazo de la crioablación. Y al igual que con la braquiterapia, esta puede no ser una buena opción para los pacientes con glándulas prostáticas grandes.
Posibles efectos secundarios del tratamiento de crioablación.
Los efectos secundarios de la crioablación tienden a ser peores si se realiza en pacientes que ya han recibido radioterapia, en comparación con los hombres que la reciben como primera forma de tratamiento.
La mayoría de los hombres tienen sangre en la orina durante uno o dos días después del procedimiento, así como dolor en el área donde se colocaron las agujas. También es común la hinchazón del pene o del escroto.
La congelación también puede afectar la vejiga y el recto, lo que puede provocar dolor, sensación de ardor y la necesidad de vaciar la vejiga y los intestinos con frecuencia. La mayoría de los hombres recuperan la función normal del intestino y la vejiga con el tiempo.
La incontinencia urinaria (problemas para controlar la orina) es poco común en pacientes que reciben crioablación como primer tratamiento para el cáncer de próstata, pero es más común en pacientes que ya han recibido radioterapia.
Después de la crioablación, menos del 1% de los hombres desarrollan una fístula (una conexión anormal) entre el recto y la vejiga.
Fuente: American Cancer Society
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